
Sí, me fascina el Invierno.
Fue una lluviosa tarde de Julio, había salido de mi rutinario trabajo y por mi inexplicable obstinación a no usar paraguas me encontraba completamente entumecido y empapado hasta los huesos. Caminé por la vacía acera de la calle en busca de un bendito paradero que me guareciera del diluvio que caía esobre mi cabeza, mi camisa Hawaiana y sobre mis pies semidesnudos protegidos vagamente por unas plásticas sandalias, luego de luchar con las precipitadas gotas, el resbaloso suelo y una que otra poza que me sumergía hasta un poco más abajo de las rodillas y me helaba hasta la médula, llegué al Santuario de la Locomoción, un roñoso paradero cuyo cartel decía "No confunda Su Ciudad con Suciedad" y cuyo techo tenía tantos agujeros que numerosas gotas se colaban a través de sus latas.
"Servirá" Me dije y al protegerme en este templo colectivo fijé la vista en una chica que, sentada en la banca, me miraba con aire divertido.
- ¿Vienes de la Playa?- Me preguntó mostrando su hermosa sonrisa.
- Algo así- Contesté- Es que soy Buzo Táctico, y olvidé mi traje en casa.
- Oh! Ya veo- Respondió sonriendo con cada facción de su rostro.
Conversamos durante un período sorprendentemente largo gracias a la pésima locomoción habitual cada vez que llueve, luego de casi dos horas ella preguntó:
-¿Qué micro te sirve?
-TODAS, todas me sirven- Rió alegremente, Yo , adviertiendo el porqué de su risa me apresuré en agregar- Es decir, todas las micros verdes que pasan por esta calle.
Apenas dije esto olvidé la lluvia, el frío, la hora, el paradero, la chica, TODO, sólo una pregunta estaba en mi cabeza, "¿Qué micro me sirve?", hasta ahora, me he subido a varias micros, y en más de una he viajado con mucho equipaje que cuesta mucho llevar. Sí, he tomado varias micros, pero de todas he debido bajarme porque noté que el rumbo era errado, que no me llevarían al destino que quiero, noté que si seguía en ellas iría inevitablemente a una catástrofe, el problema, es que mientras más tiempo viajes, más te pegas al asiento y cada vez se hace más difícil bajarse para esperar la siguiente, es necesario mantener siempre la vista en el camino que el bus tomará para estar pronto a descender si la vía es equivocada.
Por suerte nunca he chocado, no se bien si porque me bajé a tiempo o gracias a la pericia de las conductoras de estos automóviles sentimentales; Quizás me hace falta un accidente que me lleve a una Ambulancia de Afecto o a un HELP de amor, quizás a falta de micros pase una frágil bicicleta que desee mi compañía, creo que debo esperar hasta subirme a otra micro que quizás sea la correcta.
No sé cuanto tiempo pasé inmerso en mi mente, pero algo me hizo reaccionar de sobresalto.
-Oye!- Era la chica con la que había conversado rato atrás-Se te pasó la micro!
La miré, sonreí, y dije:
-No, mi micro aún no ha pasado.